
¿Por qué el análisis de datos es útil en gestión de riesgos solo si se acompaña de habilidades netamente humanas?
En un artículo que leí recientemente en la revista digital Towards data Science, titulado, “The lost art of data science for understanding”, escrito por del científico de datos Hamdan Azhar, me sorprendió la claridad con la que expone la diferencia entre explicar y predecir, y como, aunque entre estas dos acciones haya relaciones y dependencias, son dos cuestiones netamente diferentes.
Pero el concepto expuesto que más me atrajo la atención, fue la figura en la que Hamdan Azhar, ya en 2016, presentaba las habilidades que más intervenían en el proceso de explicar y predecir con datos (Figura 1).

Cuatro de las seis fases del “data science” requieren habilidades de connotación más humana que técnica o tecnológica. La intuición, la agilidad, habilidad y reflejos, así como la capacidad para relatar con coherencia para “explicar y convencer”, componen las principales virtudes que se le suponen a un científico de datos.
Solo la manipulación de los datos y su análisis, en su sentido más “mecánico”, es un claro competidor de las capacidades humanas, especialmente en fiabilidad y rapidez.
Pues bien, estoy convencido de que cualquier profesional del riesgo habrá notado rápidamente el paralelismo que puede hacerse con nuestra disciplina.
La gestión de riesgos es una disciplina que requiere, básicamente, habilidades netamente humanas. Pero no hay que confundir “humanas” con poco rigurosas. En muchos proyectos en los que intervengo, básicamente en la fase de análisis, cuando no hay datos, se me pregunta de forma recurrente cómo se puede defender que las probabilidades hayan sido estimadas de forma subjetiva, sin datos concretos y reales que lo respalden. Y mi respuesta es siempre la misma: “No es lo mismo inventarse las cosas, que inventárselas con criterio”.
En muchas ocasiones confundimos tener que ser estadísticos/as con saber de qué es capaz un/a estadístico/a. Así, al igual que no hace falta que un médico de medicina general sepa operar, pero si es muy recomendable (si no imprescindible) que sepa lo que debe evaluar y valorar un cirujano, lo mismo se podría decir de los gestores de riesgos.
Y dentro de esas cualidades humanas, a las que hago referencia que debe regir todo proceso de gestión de riesgos, está la capacidad de discernir, de ser ágil, hábil, de suplir las debilidades con fortalezas. Y estas cualidades se concretan en tres grandes grupos de habilidades:
- Las relacionadas con el planteamiento del problema. Saber hacer la pregunta oportuna, en el momento oportuno para buscar una solución concreta y, sobre todo, útil.
- Las relacionadas con la toma de conciencia de qué puede hacerse analíticamente, de nuestras limitaciones y de las capacidades de los profesionales del análisis de datos y estimación de probabilidades.
- Las relacionadas con la forma en la que los resultados de los análisis deben ser interpretados y comunicados para que tengan la consideración de “solución” al problema planteado en el primer punto.
La gestión de riesgos es un 90% intuición, habilidad y persuasión, para entender y comunicar la naturaleza de la incertidumbre, y un 10% conocimiento “técnico”para sabercómo puede analizarsey cuantificarse con técnicas y procedimientos estadísticos y de probabilidad. El problema es que, para ser realmente efectivos, necesitamos que ambas dimensiones sean consideradas en su totalidad.